APORTES A LA EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR

RELACIÓN DEL PENSAMIENTO DE COMENIO CON LA EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR


Entendiendo la religión como creencia, se puede considerar uno de los fundamentos de la formación humana. J. A. Comenio aporta al proceso de Educación Religiosa Escolar en cuanto a la comprensión de que las creencias religiosas entrañan una cosmovisión e implican un sentido de vida y conllevan una ética individual y social, que no es más que un proyecto de articulación de la convivencia.

Comenio, en su tiempo  hizo una fuerte crítica a la religión católica, va en contra de  la formación alienante y  espiritualizante, que no parte de la realidad que viven los niños y los jóvenes; hace referencia a la importancia del  contexto en el cual se imparte la educación cristiana, el cual debe estar  cargado de significación de tal manera que se propicie una experiencia educativa donde los niños y jóvenes aprendan por  gusto; por  tanto, la práctica educativa no sólo considera  los acontecimientos sociales, políticos y económicos, sino también la situación existencial de las personas, sus experiencias y entendimientos de la fe.

 En sus postulados Comenius enfatiza que la Educación Religiosa escolar debe generar semillas interiores  a partir de estímulos que se generan  en la experiencia esto se puede  desarrollar    de manera  intencionada mediante preguntas que  pueden utilizarse para dirigir a los/as estudiantes a modificar sus comportamientos y actitudes e inviten a que estos confronten por sí mismos sus situaciones frente a las demandas del Evangelio, de tal manera que lleguen a sus propias conclusiones y  se generen en ellos cambios significativos que partan desde adentro.

El enseñar la fe no es meramente una actividad intelectual, sino también una experiencia que involucra  los sentimientos y la voluntad, por tanto  en conformidad con el pensamiento de Comenio  se generan en este acto creativo momentos que potencializan habilidades tales como  comprender, retener y practicar, ese es el dinamismo interior  que genera la educación religiosa cristiana, cuyo objetivo es  formar hombres y mujeres con un profundo carácter cristiano, capaces de proyectarse con sentido en medio de sus comunidades.

Comenio nos habla de la relación entre razón y praxis, ya que la educación religiosa escolar suscita en los educandos no solo la capacidad de cuestionar la fe o motivar el pensamiento crítico, sino también el pensar profundo y sincero sobre nuestra realidad. Esta se va formando a partir procesos vivenciales entre docentes y educandos que buscan responder a un momento histórico. La posibilidad de integrar su opción de fe en la visión cultural de hoy, va  madurando y purificando su fe y capacitándolos  para dar razón de ella en el mundo

Un educador Cristiano, es un ser que comunica con su vida; desde la práctica educativa se recrea y armoniza la experiencia personal y social; esta es quizás la forma más efectiva en que la gente conecta lo aprendido. Debe ser entendida como un proceso que abarca toda la vida y que supera lo meramente memorístico. La Educación Religiosa busca de manera creativa formas de cómo insertar su enseñanza en esas historias que entretejen la vida delas personas, para resaltar en ella la fe. El educador debe procurar el hacer de esa historia una diferente.

Comenio es llamado el Padre de la didáctica, valora en el proceso  de Educación Religiosa escolar la importancia de la implementación de  métodos  participativos y activos,  reconoce que los niños y adolescentes  aprenden mediante un lenguaje sencillo y  la interacción con  las cosas que están a su alrededor; enfatiza en la importancia del uso  adecuado  de  recursos  didácticos, tales como los audiovisuales para producir mayor  efectividad en  el aprendizaje. Cuando la historia de nuestras vidas es insertada en la historia de la fe o cuando la historia de la fe es insertada en la historia de nuestras vidas, se produce una pedagogía transformadora.  Las preguntas bien dirigidas y organizadas, las didácticas intencionadas y bien orientadas desde la experiencia dela fe dan como resultado la transformación de la vida y de la comunidad.

En el campo de la Educación Religiosa Escolar, la experiencia del encuentro significativo nos ayuda a hacernos más humanas y humanos en la interacción, la vincularidad y el mutuo reconocimiento se dan en el acompañamiento permanente. Por ello en la ERE es de vital importancia la cotidianidad educativa o el día a día en la construcción de lo humano. Lo más concreto, lo más conocido y lo más próximo. Ahí donde tejemos experiencias de fraternidad, de resistencia y de esperanza. Aunque pareciera acortarse las alas de la acción educativa, es quizá la oportunidad para resituarla frente al desafío de la lucha permanente por la vida y por el sentido de la vida. 


Educamos seres humanos para ser más y mejores humanos, sabiendo de antemano la condición inconclusa del ser humano de la que tan insistentemente nos hablara Paulo Freire en uno de sus últimos libros: "Es en la incompletud del ser, que se sabe como tal, en que se fundamenta la educación como proceso permanente. Mujeres y hombres se hacen educables en la medida en que se reconocen inconclusos. No es la educación lo que hace a las mujeres y a los hombres educables, es la conciencia de su inconclusión lo que genera su educabilidad".

La Educación debe desarrollar niveles de mayor criticidad frente a la idea del sujeto individual propio de la post- modernidad y un sistema educativo que impone un modelo cognitivo instrumental dominante, idea aún hegemónica en nuestra sociedad, y sin duda en muchos de nuestros proyectos educativos y pastorales. Para Comenio la Educación es un arte como tal, el autor argumenta que "el aprendizaje debe comenzar en el hogar este se constituye en la primera escuela, espacio creativo de la fe y la vida que se encuentran y generan procesos de humanización y transformación; donde los padres son los primeros educadores, capaces de evocar y participar en la construcción de sentidos nuevos, y el papel de la madre en este proceso es vital.

La pedagogía se ha construido a partir de los grandes problemas educativos y en algunas épocas ha servido como forma de validación de sistemas dominantes Comenius nos interpela sobre: ¿para qué educamos? ¿Cómo educamos? ¿Quiénes educan y se educan? De la respuesta a tales preguntas surge una nueva manera de acercamiento al acto pedagógico y el lenguaje de proximidad al mismo y una invitación a romper los rígidos esquemas escolares. A plantear pedagogías eco - ambientales, ciudadanas, comunitarias, de género, de la paz, de convivencia y resolución de conflictos, de la ternura, en nuestros espacios de Educación Religiosa escolar.

Comenio establece una clara relación entre pedagogía y filosofía, razón y praxis; nos deja abierto el camino de una articulación necesaria en todo quehacer educativo: no podemos, como educadoras y educadores, tener pedagogías (el por qué y para qué) sin didácticas (el qué y el cómo), ni mucho menos didácticas sin pedagogías; dejando, irresponsablemente, los por qué y los para qué en manos de la filosofía, la política, la sociología y hasta la sicología. Así es como se ha llegado a la reiterada y funesta separación "entre quienes piensan y deciden sobre la educación y los que la realizan en sus prácticas cotidianas".

Actualmente en una sociedad tan llena de desafíos y vacía de alientos y esperanzas, se hace urgente  desarrollar  una reflexión novedosa y prometedora, que aproxime y articule campos teóricos y prácticos que desde un horizonte ético/religioso fundamental construyan una reflexión teniendo en cuenta la profundidad religiosa y creyente de los niños y los jóvenes.

Los educadoras y educadores desde la Educación Religiosa Escolar debemos generar espacios de dialogo inter-religioso y estructuras interdisciplinarias y ecuménicas incentivadoras de prácticas e investigaciones cada vez más abiertas al lugar y al sentido de lo religioso en la experiencia educativa, afectiva y cultural.

Desde la experiencia pedagógica de Comenio se plantean grandes retos, aunque sus postulados se desarrollaron en el siglo XVI hoy nos cuestiona sobre la necesidad de elaborar una lectura pedagógica del quehacer teológico y una lectura teológica del quehacer educativo resaltando el carácter y la intencionalidad pedagógica desde el acompañamiento y la proximidad. Además creo que es urgente re-leer desde la experiencia educativa el desarrollo de la tradición cristiana en dialogo con otras experiencias religiosas la recuperación de las memorias y testimonios de educadoras y educadores cristianos que hicieron de sus vidas verdaderas "escuelas" de cambio desde las practicas sencillas generadoras de semillas de evangelio en las vidas de los niños y los jóvenes.